Alterando la Barrera Cerebral para atacar a los Glioblastomas

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Un reciente estudio demuestra como las células del glioblastoma pueden secuestrar a las células sanguíneas cerebrales durante las primeras etapas de la progresión de la enfermedad y dañar a la barrera protectora del cerebro. Este descubrimiento podría llevar a diseñar nuevas estrategias terapéuticas para inducir la muerte tumoral, gracias a tratamientos que sean capaces de llegar a estas células dañadas en las etapas mas tempranas de la enferemedad.
El glioblastoma es un tipo de tumor cerebral altamente agresivo con escasas opciones de tratamiento. Estos tumores progresan rápidamente y son difíciles de tratar ya que el cerebro posee una barrera que impide la entrada de sustancias foráneas.
La barrera sanguínea cerebral está diseñada para frenar la entrada de material nocivo en el en el cerebro y regular el transporte de moléculas importantes entre el torrente sanguíneo y el cerebro. Un componente clave de la barrera sanguínea cerebral son las uniones estrechas (o tigh junctions) que permiten crear un sello entre las células sanguíneas endoteliales. Los astrocitos son otro componente de la barrera y estas células permiten regular las conexiones entre las células endoteliales al igual que liberar sustancias químicas especificas que causan la expansión o contracción de las células sanguíneas, regulando el flujo sanguíneo al cerebro.
La publicación del Dr. Harald Sontheimer en Nature Communications estudia la interacción entre el glioblastoma, los astrositos y las vesículas sanguíneas cerebrales gracias al uso de un modelo animal sofisticado que permite identificar la migración de las células tumorales. En la publicación se describe como las células del glioblastoma que rodean al tumor están localizadas entre los astrositos y la superficie de las vesículas sanguíneas. Estas células parecen usar las vesículas como una autopista para viajar grandes distancias en el cerebro.
Además, los resultados sugieren como las células del glioblastoma controlan a las células sanguíneas, perturbando a las uniones estrechas y provocando una brecha en la barrera sanguínea cerebral durante las primeras etapas del desarrollo tumoral.
Este hallazgo permitiria el uso de tratamientos con agentes anti-invasivos en la terapia para combatir los glioblastomas. Además la identificación de brechas en la barrera sanguínea cerebral permitiría la liberación precisa de los fármacos para atacar a los tumores en las etapas tempranas.