
Los investigadores han descubierto como las integrinas pueden moverse desde la superficie celular al interior y como el colesterol, uno de los mayores lípidos del cuerpo, es necesario para mantener las integrinas en la superficie celular pero no se conocen los mecanismos a través de los cuales el colesterol es capaz de llevar a cabo esta función.
Científicos de la universidad de Sídney han identificado como el colesterol malo o LDL controla el tráfico de estas vesículas que contienen a las integrinas, y este movimiento tiene un gran efecto en la habilidad de las células tumorales para moverse y dispersarse por el organismo. Así, en contraposición, encontraron como el colesterol HDL provoca que las integrinas se mantengan en el interior celular.
Esta investigación concluye que los niveles de los distintos tipos de colesterol pueden influir en la migración e invasión de las células tumorales. El conocer como manipular y reducir los niveles de LDL podría ayudar a reducir la capacidad de dispersión de las células tumorales y la metástasis.